viernes, 13 de marzo de 2015

El patrimonio con patas

Víctimas de nuestro sistema de enseñanza, y de otras muchas cosas, si nos preguntasen por el término elginismo la mayoría de nosotros alzaríamos los hombros y pondríamos cara de asombro. Bueno, tendríamos la disculpa de que no aparece en el DRAE, pero no tendríamos excusa al pensar que de eso sabemos mucho en España. Elginismo es un término que acuñó Lord Byron como sinónimo de expolio artístico en alusión a Thomas Bruce, conde de Elgin, que desmanteló durante su estancia como embajador en Turquía (1799-1802) los mármoles del Partenón y se apropió de gran número de esculturas para trasladarlo todo a Inglaterra.

Por desgracia, digo, de todo lo que se refiere a expolios artísticos sabemos mucho los españoles por haberlos vivido en carnes propias.En esta entrada nos proponemos contar, sin embargo, una historia fallida, una derrota infringida a Goliat por el pequeño David. Una historia en la que una sociedad insignificante, atrasada y analfabeta triunfó sobre el todopoderoso magnate de la prensa estadounidense William Randolph Hearst (1863-1951) el Ciudadano Kane de Orson Welles, impidiéndole la compra, el desmantelamiento y posterior traslado, a alguna de sus numerosas residencias en los Estados Unidos, del patio renacentista de la Casa de Miranda de Burgos.